De zapatillas y souvenirs.

Georgina Breinlinger
3 min readOct 3, 2019

Finalmente después de 4 años volví a estrenar zapatillas nuevas. Hace rato que lo vengo pensando, sobre todo después de que el desgaste de mi dedo del pie derecho generara un agujero visible en la punta de una de ellas. Pero ya de eso pasó más de un año y por una cosa o por otra me resistía a cambiarlas. Bueno, a decir verdad, esa “cosa u otra” — descubrí estos días — no es más que melancolía camuflada , ni más ni menos que no querer desprenderme de las zapatillas que me vienen bancando hace rato, que me dieron tanto aire cuando necesitaba salir de casa agobiada por la maternidad, cuando el stress laboral o la falta de creatividad me empujaban a salir. Y sin ir más lejos, me acompañaron viajando por Asia todo el año pasado…. no dejo de pensar que en la suela guardo polvo y mugre (si, y mucha) de los lugares inhóspitos que conocimos, donde más probablemente no volvamos nunca. Y me pregunto: ¿Qué hay de mágico en saber que las mismas zapatillas que hoy archivé son las mismas que fueron testigos de mis únicos momentos sola durante un año? ¿Es lógico que le adjudique este valor, como si deshacerme de ellas fuera traicionarlas, traicionarme?.Como si me fuera olvidando de lo que viví, como si la perdida de esos souvenirs asiáticos me alejaran de lo que vivimos. ¿Y que vivimos? Un año diferente, pero con tantas angustias como acá, con días malos y buenos, con días tormentosos y grises, algunos con melancolía, otros con alegría, algunos – sólo algunos– memorables, la mayoría rutinarios.
Con Juan siempre fantaseamos con la idea de volver a irnos, y aunque los dos sabemos que no fue fácil irse, y mucho menos volver, seguimos idealizando ese año como si hubiera sido perfecto.

Maldita memoria que nos recuerda sólo lo bueno, y nos hace olvidar de lo malo, nos esconde los momentos monótonos, pesados, duros ; para traernos esos que nos hicieron brillar, esos que nos dieron sólo felicidad. Hoy me es imposible discernir el porcentaje de cada grupo, pero si puedo decir hoy que ambos dejaron marcas de una intensidad que dudo pueda replicarse en la vida de ahora, por más sobresaltos que este país nos de, por más intenso que pueda volverse el clima en esta bendita Argentina.

Será que cumplí 39 hace poco, será que estoy terminando el libro de nuestro año en Asia , será que extraño la intensidad de esos días… por suerte todavía tenemos algunos souvenirs del viaje, me pregunto: ¿que pasará cuándo ya no quede ni uno? ¿bastarán los recuerdos?

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Georgina Breinlinger

Art Director, dreamer & introvert, I recently found that writting connects me with people that otherwise would be strangers.